Cuentan ciertas anécdotas históricas que en cierta ocasión por el año 1829 se reunieron en Cañuelas a 65 kilómetros de Buenos Aires en la estancia del caudillo federal Juan Manuel de Rosas, éste y el unitario Juan Lavalle.
Este último, pariente y enemigo político de Rosas llegó antes a la cita y se recostó en una cama quedándose dormido por el cansancio.
La criada que preparaba al fuego “lechada” (leche con azúcar) matutina para cebarle mate de leche a su patrón al ver la actitud del enemigo del “Restaurador”, fue a dar aviso a los guardias. Al llegar Rosas, dejó que Lavalle descansara un buen tiempo más, y cuando éste despertó, pidió el mate de leche. Así fue que la criada recordó que había dejado la leche azucarada hirviendo desde temprano. Cuando fue a buscarla encontró que se había convertido en una sustancia espesa y marrón oscura. Cuenta que Rosas la probó y le gustó mucho, y lo compartió con su enemigo político. Así parece que nació nuestro famoso dulce de leche argentino.
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